Puede que estés harto o harta de escuchar o leer acerca de la importancia de tener unos hábitos saludables en tu vida.
Puede que no, que sea la primera vez que lo leas.
Puede que nunca le hayas dado importancia a tu salud y te reunas con tus colegas en el bar de la esquina a cuestionar todo aquello que va en contra de tu pereza y comodidad.
O puede que te hayan diagnosticado alguna enfermedad de esas categorizadas como crónicas, o le haya dado un infarto a un ser querido/familiar, o tengas dolor, o alguna enfermedad autoinmune, o insomnio, o no te puedas mover, que notes como el tiempo te consume más rápido de lo que esperabas o que hayas perdido las ganas de vivir…
Y te estés planteando de verdad que es esta moda de los hábitos de vida saludables.
Déjame decirte que no es ninguna moda.
Moda en el diccionario se define como: Uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país.
¿Crees que algo tan importante como vivir o morir deberíamos dejarlo en manos de las modas?
Ya decía yo…
Ahora que te he convencido de que llevar una vida saludable no es algo que esté de moda, sino algo imprescindible para no morir te voy a explicar por qué, porque mereces saberlo.
A lo mejor lees algún que otro tecnicismo pero no pasa nada, está bien.
No tienes que ser médico para querer conocer cómo funciona tu cuerpo, cómo funcionas tú.
Así que hazle caso a Merche y abre tu mente y descubrirás… (si eres muy joven no lo vas a entender y eso me convierte a mi en vieja automáticamente)
Entiende quién eres y toma las riendas
Todos los seres humanos somos un conjunto de células muy bien organizadas y muy bien comunicadas.
Unos 37,2 billones de células.
Pero, si todos somos células…
¿Qué hace que yo sea como soy, y tú seas como eres? Tan iguales y diferentes a la vez.
La respuesta está en el ADN. El material genético de cada una de las células qué nos componen.
A ver, el ADN es como el «manual de instrucciones» de tu cuerpo,
pero en lugar de explicar cómo funciona tu tele de plasma, dice cómo debe funcionar cada célula de ti.
Piensa en el ADN como un libro gigantesco que guarda todas las instrucciones necesarias para crear y mantener tu cuerpo en marcha.
Todo lo que eres, desde el color de tus ojos o tu pelo, hasta cómo tu cuerpo cura una herida, viene escrito/codificado en este manual.
El ADN está hecho de compuestos químicos, como si fueran «letras».
Pero en vez de A, B o C, estas letras son A, T, C y G (Adenina, Timina, Citosina y Guanina). La combinación de estas letras es lo que forma los genes, qué vendrían a ser las “instrucciones” de tu manual.
¿Y para qué sirve todo esto?
Tu ADN no es simplemente un libro que usar de pisa-papeles,
¡es un libro de acción!
Las células «leen» estas instrucciones constantemente para hacer que funciones, para hacer que puedas vivir.
Por ejemplo, si tu cuerpo necesita producir una proteína para que te crezca el culo o los bíceps, tus células buscarán el «capítulo» del ADN que contiene la información para esa proteína, lo leerán y ¡bingo! La producirán.
Imagina que es como una receta.
Si quieres hacer una pizza, sigues la receta al pie de la letra para que te salga cojonuda ¿no?
El ADN funciona igual: tiene recetas detalladas para que tu cuerpo fabrique todo lo que necesita, desde los pelos de tu cabeza hasta las sustancias que te ayudan a digerir los alimentos.
Eso sí, imagínate que hay un «error de impresión» en una de las instrucciones de la receta y no puedes leerla bien, es posible que la pizza no te salga tan cojonuda como esperabas, o qué incluso no te la puedas ni comer.
En el caso del ADN, el error no es algo tan banal como que no puedas comer la pizza.
En el caso del ADN, el “error” te lleva a enfermedades y te puede llevar a envejecer, a la muerte o peor, a dejar de vivir.
Pero tranqui, no todo es tan rígido como parece.
Aunque tus genes sean los mismos y no cambien desde tu nacimiento, hay algo muy interesante a nivel evolutivo y para nuestra supervivencia.
Y es que no todas las “recetas” o “instrucciones” del ADN se usan siempre. Algunas solo se activan en ciertos momentos o bajo ciertas circunstancias,
y ahí es donde tus hábitos y la epigenética juegan un papel clave.
Tus decisiones diarias pueden influir en qué partes del manual de instrucciones se utilizan más o menos.
Por eso, aunque el ADN (tu genética) es la base de todo, tú sigues teniendo el control sobre muchos aspectos de tu vida y tu salud.
Genética vs. Epigenética: Entender el poder oculto de tus hábitos
Para empezar, es importante que sepas que genética y epigenética no son lo mismo, aunque estén muy relacionadas.
La genética ya te he explicado qué es, pero te lo vuelvo a explicar.
Es como el “manual de instrucciones” de tu cuerpo. Es el conjunto de genes que heredas de tus padres, esos que determinan cosas como el color de tus ojos, tu piel, tu estatura, e incluso tu predisposición a ciertas enfermedades como la obesidad. Este código genético no lo podemos cambiar; está ahí desde el momento en que naces hasta el último día.
Ahora bien, la epigenética es otra cosa mariposa.
Si bien no podemos cambiar el ADN que heredamos, sí podemos influir en cómo esos genes se activan o desactivan.
Aquí entra la epigenética, que es como una “capa” de información que se sitúa sobre nuestros genes y regula cómo se expresan.
Es decir, la epigenética decide qué genes se leen y cuáles no. Qué genes se manifiestan y cuáles no.
Hablar sobre esto me da para otro post así que no me voy a detener mucho, pero te pongo un ejemplo sencillo para que lo entiendas mejor:
Imagina que tienes en tu ADN un «gen del cáncer». Esto no significa que necesariamente vayas a desarrollar la enfermedad. Aquí es donde la epigenética juega su papel.
Los hábitos saludables como llevar una alimentación saludable, hacer ejercicio físico y evitar el estrés crónico pueden «silenciar» ese gen, impidiendo que se active.
Por el contrario, hábitos poco saludables como el consumo de alcohol o alimentos procesados, la exposición a tóxicos y el sedentarismo pueden «activar» ese gen y hacer que el riesgo de desarrollar cáncer aumente significativamente y termines teniendo.
¿Hablamos de mala suerte pues? ¿o de malas decisiones?
Tú genética no es una sentencia de vida o de muerte
La idea de que tu salud, tu forma física y de ser, tu aspecto, etc. están escritos en tu ADN es una creencia anticuada y bastante conformista.
Sí, tus genes determinan ciertas cosas.
Pero la epigenética nos ha enseñado que tienes mucho más control de lo que piensas.
Puedes heredar genes que te predisponen a la diabetes, la hipertensión, enfermedades psíquicas o incluso la obesidad, pero no estás destinado a padecerlas si tomas las decisiones correctas.
¿No lo sabías? Ahora que sabes esto puedes tomar mejores decisiones, ¡NO CREES!
La epigenética responde a tus hábitos diarios
Tus hábitos diarios son como interruptores que pueden activar o desactivar ciertos genes.
Cuando comes bien, haces ejercicio y duermes lo suficiente, estás favoreciendo la activación de genes protectores y apagando aquellos que te predisponen a enfermar.
Tu entorno y estilo de vida SÍ importan, y no solo a ti
La epigenética no solo responde a lo que haces, sino también a lo que te rodea.
El aire que respiras, los alimentos que consumes, el estrés que manejas o la calidad de tus relaciones sociales influyen en cómo se expresan tus genes.
Además, tus decisiones no solo te afectan a ti, si no también a quiénes te rodean y a tus descendientes o futuros descendientes.
Los hábitos se heredan. Las costumbres se heredan. Las marcas epigenéticas se heredan.
Ser el dueño de tu destino no es ninguna metáfora
La creencia poco ambiciosa de que nacemos con un destino biológico inamovible ha quedado obsoleta con todo lo que te he contado.
No lo he inventado yo. Lo he leído en artículos y libros con evidencia científica y te lo he resumido para que te sea fácil de entender.
Ahora que conoces el poder de la epigenética tienes una esperanza poderosa y que no todos conocen (porque no quieren).
Lo que haces en tu vida tiene la capacidad de cambiar tu destino.
Puedes “hackear” tu biología y vivir más sano y por más tiempo (aunque tu tía tenga cáncer o tu madre sea obesa), simplemente tomando decisiones conscientes cada día.
Si tu vida es una partida de cartas, tu genética puede ser una carta de mierda que te ha tocado jugar, pero tus hábitos son el verdadero as bajo la manga.
Ahora que ya sabes por qué los hábitos saludables son más que una moda es el momento de que sepas cuáles son.
Para tomar buenas decisiones debes conocer todas las opciones.
De eso va este blog.
En los próximos posts te hablaré de HÁBITOS de vida que previenen, que curan, que evitan, que se disfrutan.
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Pd: aquí abajo.
Alguna bibliografía que he leído para escribir este post, por si te interesa profundizar:
Jouve de la Barreda, N. (2020). La epigenética. Sus mecanismos y significado en la regulación genética. Cuadernos de bioética, 31(103), 405-422.
Li, Y., Pan, A., Wang, D.D., et al. (2018). Impact of Healthy Lifestyle Factors on Life Expectancies in the US Population. Circulation, 138(4), 345-355.
Ling, C., & Rönn, T. (2014). Epigenetic adaptation to regular exercise in humans. Drug Discovery Today, 19(7), 1015-1018.